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Como sacar semillas de tomate de rápida germinación 100% confiables

Como sacar semillas de tomate de rápida germinación 100% confiables

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Sacar semillas de tomate es super simple. Simplemente tienes que separar cada semilla de la fruta, enjuagarlas y secarlas antes de meterlas en un sobre para sembrarlas la próxima temporada.

Pero aquí está la cosa: esa membrana transparente que rodea cada semilla está llena de compuestos anti-germinación. A menos que se elimine esa membrana, solo alrededor del 30% de las semillas germinarán. Lo que no es lo peor, pero está lejos de ser la mejor situación.

Para eliminar esa membrana es necesario fermentar las semillas de tomate, neutralizando eficazmente esos compuestos anti-germinación y eliminando algunas enfermedades transmitidas por las semillas. Es un proceso muy  simple.

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Como hacer semillas de tomate

Cosecha los tomates maduros.

Una vez que los tomates estén completamente maduros, las semillas del interior estarán completamente maduras.

Guardar la fruta de tus mejores plantas es fundamental. La planta más saludable, la más productiva, la más resistente a las enfermedades, la más deliciosa: esta es la planta que deseas guardar para las generaciones venideras.

Si la planta está enfermedad, no guardes su semilla. ( Esta es la mejor manera de prevenir las enfermedades del tomate). Idealmente selecciona además plantas cuyos frutos no se agrietan cuando maduran, eso también contribuirá a que mejores la especie.

Los tomates se autopolinizan, sus  flores que contienen estructuras masculinas y femeninas, y en gran medida se polinizan a sí mismos. Dicho esto, si estás comprometido a mantener una variedad sin posibilidad de que se cruce con otra, asegúrate de que la variedad esté al menos a 20 metros de distancia de cualquier otra variedad de tomate. Mantenemos al menos veinte metros entre las variedades de tomate, principalmente porque queremos estar super tranquilos de que no hubo polinización cruzada. Pero la verdad es que la hibridación de las variedades de tomate no es algo facil de lograr.

Saca las semillas del tomate! No lo desperdicies enterrándolo.

Saca las semillas de tomate y metelas en un frasco de vidrio transparente, lo que te permitirá observar el proceso y saber cuándo se completa la fermentación.

De hecho, muchas veces al guardar semillas, tenemos que elegir entre disfrutar de una comida y guardar nuestra semilla. Comemos el guisante o guardamos la semilla, no podemos tener ambos. Lo mismo con las papas, los ajos, los calabacines, las berenjenas o los pepinos… Los tomates son una excepción gloriosa, al igual que los pimientos maduros, la sandía, el melón y la calabaza. Podemos comer el fruto y guardar la semilla

Etiqueta el frasco

Las semillas de tomate en su fruto son bastante distintivas. ¡Ciertamente puedo distinguir un  tomate cherry de un platense ! Pero las semillas de tomate se vuelven bastante homogéneas y difíciles de diferenciar. No puedo decirte cuántas decenas de miles de semillas he hecho anónimas a lo largo de los años al no etiquetarlas bien, así que aprende de mi dolor. Etiqueta con el nombre y la fecha, para que puedas realizar un seguimiento del proceso.

Agrega agua a las semillas y cubre para fermentar

Ahora que tienes semillas de tomate y pulpa en el fondo de tu frasco, agrega una parte igual de agua. Por ejemplo, si tienes 1/2 taza de semillas y pulpa, agrega 1/2 taza de agua a la mezcla. Esto permitirá que la fermentación separe capas claras de semillas maduras e inmaduras.

Deja el frasco en la mesada de la cocina o en cualquier otro lugar fácil para recordar su existencia durante unos días.

Una vez que las capas se separan, enjuaga bien.

Las bacterias naturales que existen en todo procederán a metabolizar los azúcares de los tomates, lo que provocará cambios en el pH y otros cambios en el frasco que llamamos vagamente (¡con cariño!) ‘Fermentación’.

La membrana transparente que rodea cada semilla de tomate se descompone en este ambiente ácido, imitando el tracto digestivo de los animales que comen tomates a lo largo del tiempo, así como el glorioso ‘fermento’ de descomposición que ocurre en el suelo del bosque de América Central, el lugar de origen del tomate.

A medida que avanza la fermentación, las semillas maduras caen al fondo y las semillas inmaduras suben a la parte superior, junto con la pulpa.

La fermentación del tomate tarda de 3 a 5 días, dependiendo de la temperatura ambiente. La fermentación es más rápida en condiciones más cálidas que frías, así que espera menos tiempo en pleno verano y más tiempo a medida que desciende el otoño.

Una vez que se completa la fermentación, aparecerán tres capas distintas. En la parte inferior, encontrarás la semilla densa, madura y completamente madura. En la parte superior está la pulpa y la semilla liviana e inmadura. En el medio hay una capa de agua mayoritariamente clara que puede ser roja, amarilla o anaranjada, según el color de la fruta.

descarta la capa superior de pulpa y semillas inmaduras, así como la capa intermedia de agua. Una vez que llegues a la semilla densa y madura en la parte inferior, agrega unos centímetros de agua al frasco una vez más. Continúa decantando — agregando agua y vertiéndola — hasta que el agua salga completamente limpia.

Secar las semillas

Es importante secar cualquier semilla lo más rápido posible. Esto permite que su semilla mantenga su calidad durante muchas temporadas.

Para secar sus semillas, colócalas sobre una tela o un papel. Para mi lo mejor es el papel de filtro de café porque las semilla no se pega. Déjalos en un lugar cálido alejado de la luz solar directa con abundante flujo de aire. Entre 20 y 30 C es ideal para la temperatura, cuanto más cálida, mejor. Si te es posible puedes colocar un ventilador a unos 40 cm de distancia para eliminar mas rapidamente la humedad de tus semillas.

Es posible que las semillas estén un poco pegadas entre si. Después de un día más o menos, una vez que se sequen un poco por fuera, podés despegarlas para que se sequen de manera más uniforme. Frótalas suavemente entre las palmas de tus manos.

Para secar las semillas, necesitas como mínimo una semana, aunque el tiempo real puede ser menor o mayor dependiendo de la temperatura ambiente y la humedad. Para saber si están lo suficientemente secas, puedes intentar partir alguna semilla. Si están lo suficientemente secas, se rompen. Si necesitan más tiempo para secarse, se doblan.

¡Almacena y comparte!

Almacena tus semillas de tomate como cualquier otra semilla, en un lugar fresco y seco. Puedes ponerlas en sobres de papel o de plástico o cajitas pequeñas, todo sirve. Un truco es ponerle sobrecitos de silicagel en los sobres para terminar de secar las semillas.

Compártelos con familiares y amigos, vecinos y extraños. ¡Compártelos con quien pueda cuidarlos!

Guardar y compartir semillas es en gran medida la forma en que nuestra especie se ha vuelto ‘civilizada’ y tan abundante en el planeta Tierra en los últimos diez milenios, aunque hemos perdido estas habilidades y sabiduría desde la revolución industrial.

Si aprendemos a guardar y compartir semillas nuevamente, entonces tal vez, solo tal vez, nuestra especie pueda aprender a cuidar las plantas, a nosotros mismos, a los demás y a nuestro planeta, para amplificar la abundancia para todas las generaciones de todas las especies por venir.

Así que sí, ¡guarda las semillas!

Y compártelos lo más abundantemente que puedas 🙂

Sembrar semillas y cantar canciones,

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Traducción ‘propia del artículo original de https://www.myfruitionseeds.com/blog/saving-tomato-seed

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